Como se ha explicitado a lo largo del ensayo, el concepto
de aprendizaje tiene un sinfín de interpretaciones, siendo tal el grado de
interés por parte de la humanidad en sí, que se ha tratado por diferentes vías,
llevando al análisis visto desde una perspectiva psicológica, biológica,
neurológica e incluso fisiológica, esto con el fin de incursionar en el
asombroso mundo de cómo se genera el aprendizaje, llevándonos a una brecha
mediante la cual nuestra labor docente debe estar inmersa, no sin antes comprender
cómo se genera el aprendizaje.
Si como
docentes somos capaces de conocer el arduo trabajo por el que pasa el ser
humano al manejar el conocimiento, será sencillo imaginar que el aprendizaje
lleva, hablando de nuestro nivel, al alumno a una especie de readaptación en la
que los maestros tienen la obligación de crear procesos que conduzcan al
pequeño a crear una sinapsis duradera en la que con un mínimo de estimulación,
el aprendiz será capaz de reconstruir su conocimiento y aplicarlo en el campo
que lo requiera.
Entonces, si
los guías saben llevar el desarrollo del aprendizaje, tomarán las medidas
necesarias para que aquellos factores biológicos no influyan en el buen
desempeño de los estudiantes, ya que de nada servirá planificar de una manera
excelsa, si los alumnos no serán capaces de mantener la concentración en cuanto
a los contenidos que se le quieren enseñar, llevando al pequeño a que entienda
que su educación es importante y que por lo tanto tendrá que poner mucha
atención en los procesos de enseñanza-aprendizaje que se llevan en el aula.
Cuando se
explicaron los factores fisiológicos en el ensayo, no fue difícil adaptarlo al
contexto escolar, ya que la plasticidad cerebral es entendida como una
adaptación que hace el cerebro, llevándonos al diseño de actividades que
favorezca la comprensión o ejercite la habilidad dañada del cerebro humano.
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